El fútbol chileno nos ha dejado dos temas importantes esta semana, aunque parecen distantes entre sí, reflejan una misma urgencia: la falta de proyección. Hoy dejaremos de lado las previas del Campeonato Nacional y sus apuestas para el fin de semana para hablar un poco sobre los fichajes veteranos y la inclusión de playoffs al torneo.
Lo que más ha llamado la atención del cierre del reciente mercado de fichajes es la apuesta por jugadores experimentados, muchos rozando o superando los 35 años; por otro lado, la ANFP debate implementar torneos cortos con playoffs en vista de que debe generar más ingresos para saldar su millonaria deuda con Warner Bros.
Ambos temas, hablados en conjunto o separados, exponen una lógica cortoplacista que prioriza soluciones inmediatas sobre un plan deportivo integral para el balompié en Chile.
La veteranía como política arriesgada de fichajes
Los datos son claros: Unión Española fichó a Gonzalo Castellani (37) y Cristian Insaurralde (34); Deportes La Serena a Emanuel Herrera (38); y Audax Italiano repatrió a Eduardo Vargas (35). Recordemos que en ocasiones Zampedri (37), Correa (32) o Valencia (34) han llegado a comentar que el torneo local se ha convertido en un refugio para veteranos.
Si bien su experiencia aporta liderazgo y rendimiento inmediato, esta tendencia revela un problema de fondo: la escasa apuesta por jóvenes con valor de reventa. Brasil, con un calendario igualmente extenso, nutre su liga con talento joven (nacional y extranjero) que luego exporta a Europa. Chile, en cambio, parece estancado en un ciclo de dependencia de figuras que solo aspiran a un retiro digno, limitando su competitividad internacional y su atractivo comercial. ¿Dónde está la cantera del fútbol nacional?
Torneos cortos: ¿deporte o negocio?
A ese panorama de los fichajes veteranos se suma la deuda con Warner Bros. —fruto de partidos no transmitidos en 2019 y 2020—, la cual ha llevado a la ANFP a considerar torneos semestrales con playoffs, siguiendo el modelo mexicano.
Audax Italiano defiende la idea por su “espectáculo adrenalínico”, mientras Colo-Colo y la UC se oponen, argumentando que los torneos largos premian la consistencia. Este primer equipo fue uno de los que más veteranos fichó y Colo Colo ni se reforzó para lo que queda de torneo.
El calendario chileno ya es agotador: 30 fechas de liga, más Copa Chile y compromisos internacionales para algunos equipos. Añadir playoffs significaría más partidos, mayor desgaste físico y, probablemente, un fútbol de menor calidad. Además, ¿es sostenible que el diseño competitivo dependa de una deuda? El riesgo es claro: se prioriza el flujo de caja sobre el desarrollo deportivo.
Y esto no es solo en Chile, es un tema que ya está de vez en cuando en los diarios. Hay jugadores que antes de los 30 ya están hartos de jugar porque están quemados por sus calendarios, aumento de lesiones en jugadores jóvenes y ahora hay que contar esa carga en fichajes veteranos. No hay sino que ver las polémicas del Mundial de Clubes este año.
¿Dónde está el proyecto del fútbol chileno?
¿A qué hincha no le gustaría ver el regreso de sus leyendas a su equipo? La respuesta clara es que todos adoramos el acto, el problema es cuando se vuelve algo recurrente en nuestra liga. No somos la MLS, nuestro éxito no depende de que haya grandes figuras porque somos un país que disfruta del fútbol.
Los fichajes veteranos son un parche para equipos que no invierten en scouting o formación, y los torneos cortos parecen una solución financiera más que deportiva. Si el fútbol chileno quiere dejar de ser un circuito de retiro o un laboratorio de formatos, debe repensar su modelo.
Es determinante equilibrar las urgencias económicas con una hoja de ruta que fomente jóvenes talentos, optimice el calendario y, sobre todo, ponga el deporte por delante de los balances. Chile merece un fútbol que mire al futuro, no solo al próximo partido o al siguiente pago. Un fútbol que los hinchas disfruten y no sea solo tenido en cuenta para las apuestas online.